La televisión y la política

La televisión y la política

La importancia de la televisión en la política y en la sociedad es innegable. Podemos ver como la sociedad ha evolucionado a un punto donde todo lo que sabemos viene de los medios de comunicación. Cada vez nos estamos volviendo menos selectivos a la hora de elegir información confiable. Un ejemplo de esto es Maradona, un ex futbolista hablando de política, aunque muchos crean lo contrario sus palabras afectan a lo que piensan las personas, ya que él fue una gran figura pública. Cada día se puede ver más como los famosos usan su status para adentrarse a la política, cuando muy bien sabemos que esa no es su profesión.

Los medios de comunicación como la televisión, cada vez tienen más peso en la política, un ejemplo de ello es las pasadas elecciones en Estados Unidos. Donald Trump baso su campaña política en hacer declaraciones mediáticas vía televisión o vía Twitter. La campaña política se volvió más un show de televisión que una campaña en sí, esto hace que la política evolucione y que se debilite el sistema de partidos. Ya los partidos de masa no reinan en todos los países del mundo, hemos visto como muchos políticos independientes, con sus propios recursos llegan al mando de un país, y esto es gracias a medios como la televisión y las redes sociales.

Un texto de referencia sobre la importancia la televisión en la política es Homo Videns de Giovanni Sartori, en él se explica el proceso de influencia que la televisión ejerce sobre el electorado “El pueblo soberano opina sobre todo en función de cómo la televisión le induce a opinar… la televisión condiciona fuertemente al proceso electoral, ya sea en la elección de los candidatos, bien en su modo de plantear la batalla electoral o en la forma de ayudar al vencedor”.
Ese poder de la televisión en la política, es el que hizo que un partido nuevo en España como “Podemos” llegara a convertirse en un partido importante en las elecciones del 2015. En palabras de Sartori: “La televisión personaliza las decisiones, en la pantalla vemos personas y no programas de partido. En definitiva, la televisión nos propone personas en lugar de discursos. El vídeo líder, más que transmitir mensajes, es el mensaje”. Esto hace que las personas no se enfoquen en el discurso, sino en la imagen que propina un candidato, mientras más presencia escénica tenga, más posibilidades tendrá de obtener un voto a favor.
Por ejemplo, la presencia de un presidente como Kennedy fue explotada por los medios de comunicación en los 1960. Estos medios se retroalimentan con la presencia de estos líderes en sus pantallas, de hecho, la mayoría de veces suben sus audiencias y ganan más dinero debido a estas figuras. Según el politólogo italiano Sergio Fabbrini: “Los medios de comunicación crean la necesidad de que haya fuertes personalidades con lenguajes ambiguos… que permiten al grupo buscar en ello… lo que quiere encontrar”.
La frase de la campaña de Trump “Make America Great Again”, es una frase muy ambigua, ya que todos los estadounidenses la pueden interpretar como quieran. Un tejano puede pensar en la inmigración, un neoyorquino en la delincuencia, y un californiano en el sistema de salud. Como dice Fabbrini, la persona encuentra lo que quiere en este nuevo lenguaje de discurso que es bastante ambiguo y pobre.
Para Sartori, la personalización de las elecciones en televisión se refiere a la identificación de unas ideas o un programa con un rostro, que sea telegénico y que llene la pantalla, y que al final, para el electorado, el rostro prevalezca sobre el programa. Lo que es cierto, es que la televisión personaliza las elecciones, y le da una cara al candidato, pero ella misma es la que le da la definición al voto, no la televisión en sí. El hecho de aparecer mucho en televisión, no da garantía de que el candidato puede dirigir el voto popular a su favor, ya que esto también depende de muchos factores socioeconómicos.


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